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domingo, 29 de abril de 2012

Dieta de primavera... o de verano o de otoño o de invierno



Yo tengo una dieta base que sin ella no podría vivir…

Mi ración de besos diarios

Cuando yo era pequeña, todos los días al levantarme lo hacían con un beso que depositaba mi madre en mi mejilla, eran unos buenos días muy buenos, con ese olor a ColaCao ya preparado.

A ese beso seguían otros cuantos, pero ese sabor, ese olor, esa sensación de ese primer beso del día no se puede describir exactamente si no lo has vivido. Mi ración de besos continuaba cuando me iba al cole, el beso de despedida nunca faltaba, y el de llegada tampoco. Durante la comida si me lo comía todo, alguno caía también, mas besos de vuelta al cole y más de llegada, la merienda, la cena y a dormir con otra ración extra de ellos y claro está acompañados de abrazos.

Así me crie yo, esa dieta no me faltó nunca, en primavera, en verano, en otoño, en invierno. Si se enfadaban conmigo y no recibía mi dosis, el mono era terrible, me sentía fatal.

Tenía raciones extras cuando iba a casa de mis abuelos, como me gustaban los de mi abuelo, se pegaba a mi cara y me daba 5,6,7…todos seguidos sin despegarse de mi mejilla, me aplastaba a besos, eso sí, sonoros, los oía el vecino de al lado, estoy segura. Lo mismo me pasaba con mis tíos, eran otras raciones del mismo modo que las de mi abuelo. Quizás de niña no te das cuenta de esas cosas pero ahora cierro los ojos y los siento como si me los acabaran de dar.






Toda esta dieta formó parte de mi vida hasta que formé mi propia familia. La persona con la que la formé, de besos sabía poco o más bien nada, pero a fuerza de incluirlos en la dieta se hizo adicto a ellos. Cuando tuve a mis propios hijos, esa dieta se hizo imprescindible, y todo lo que había en casa de mis padres, se trasladó a la mía:

Despertar-besos

Desayuno-besos

Marchar-besos

Venir-besos

Comida-besos

Marchar-besos

Venir-besos

Cenar-besos

Dormir-besos

Unas cuantas raciones extras entre medias.

Si lo reconozco soy adicta, lo confieso, me alimento de ellos, me lo incluyeron en mi dieta de niña y ahora no puedo pasar sin ellos.

Quizás a alguno os resulte empalagoso, os sintáis llenos de tanto besos (estos no engordan) pero son una dieta muy sana, están llenos de alegrías, de buenos pensamientos, de salud, de protección, de cariño, y claro está de sonrisas, de muchas sonrisas.


Aquí dejo unas cuantas raciones para quienes lo necesiten, podéis coger los que queráis, y venir a por mas, aquí está vuestra casa de los besos. 




¿Os apetece dejarme una frase con la palabra beso? Gracias.





martes, 17 de abril de 2012

Feliz como unas castañuelas



El otro día quedé yo con una amiga muy especial (aunque en sus ratos libres mata mucho, cuidado con ella) que se llama MEN, para tomar un cafetito, ahí la veis, recién salida de la pelu, guapísima, y llega con un bolso enorme y un paquete en él.
Quien me iba a decir que era una sorpresa para mí, era un premio en forma de abrazo, que ella muy listina me lo trajo traducido porque era algo así como: "liebster blog" Yo que estudié en colegio público, solo me enseñaron el lenguaje de la vida y algo de francés como ella dice. Y parece ser que es alemán, madre mía, como para entenderlo estamos.
Ese abrazo me lo dio en persona, pero claro, tuvo que poner sus reglas, la muy pispa, y si quería quedármelo, tenía que regalarlo a cinco personas más de este mundo tan loco en el que nos situamos llamado BLOGS. Y encima tenían que tener menos de 200 seguidores, y encima avisarles y encima decirles que no rompieran la cadena, por favor, que se lo dieran a 5 personas más, que algo tan bonito tenía que seguir. Y yo como soy una adicta al cariño y a los abrazos, estoy dispuesta a hacerlo. Pero antes no os olvidéis de pasar por casa de mi amiga, A MI MANERA AMANECE. (En secreto no se lo vayáis a decir, está un poco loca, lo mismo mata judíos, como tiene sueños muy raros, por eso lo de a mi manera amanece, cuando pases por su casa lleva una armadura por si acaso jaja.)

Y aquí voy a dejar abrazos para todos, pero en especial a:






Se me olvidaba deciros que gracias por aceptar mi cariño, como ya os dije soy una adicta.




martes, 3 de abril de 2012

Cuatro ruedas y un volante



Hoy he vuelto a pararme a pensar y creo que toda mi vida he
ido en coche. Pero no, no es así, estoy equivocada. Alguien pensará que es imposible no haber montado en coche siempre, que es lo más normal del mundo.

La primera vez que me monté en un coche fue en el de mi padre. Tenía yo unos 7 años.




Era un Renault 4 blanco, matrícula LE- 50071. Recuerdo ese día que fue algo especial, bajé a verlo y me parecía el coche más bonito del mundo desde mi criterio de niña, nos montamos en él para dar una vuelta, iba feliz y lo primero que le dije a mi padre fue:

“Que bien papá ahora me puedes llevar a clase todos los días en coche”.

Frase célebre que aun me recuerdan alguna vez, porque mi colegio estaba justo enfrente de mi casa. Pero a mí me hacía mucha ilusión que me llevase en coche, era algo tan nuevo y tan importante en ese momento, que no quería perdérmelo. Al primer sitio que fuimos fue a casa de mis tíos, claro está a enseñárselo y dar una vuelta, y una cosa tan simple como nos parecerá ahora, para mí se convirtió en una aventura.

El primer viaje largo que hice fue al pueblo, 12 Km, que a mí me pareció una excursión fabulosa, la verdad es que esa novedad en mi vida me quedó grabada, como otras tantas que con el paso del tiempo recuerdo.

Estrené otros coches más en mi vida, pero ninguno tan especial como aquél.

Ahora no concebimos el no tener un  coche en casa, e incluso dos. Ha evolucionado todo tanto en tan poco tiempo, que a veces cuesta trabajo asimilarlo.

¿Te atreves a seguir recordando conmigo?

¿Cuándo fue la primera vez que montaste en coche?

¿Recuerdas esa sensación?

Me encantaría que lo compartieses conmigo. Gracias por ello.





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