Playa de interior

L

a única playa de interior que conozco en mi ciudad es la piscina, y lo digo en singular porque cuando yo  era una cría, solo había una municipal. Ahí hice mi primer cursillo de natación, en un agua congelada, que no calentaba ni en pleno agosto.

Mi madre me llevaba y ella se iba, me dejaba allí tranquilamente para que me enseñaran.

El miedo que tenía era mucho, pero no servían contemplaciones, te tiraban y punto. Acatabas todo lo que te decía el monitor, con una tembladera de dientes que no te dejaba ni hablar, y menos rechistar. Cuando llegaba mi madre a recogerme, me preguntaba y yo le decía que tenía miedo, y ella me contestaba que para eso me llevaba allí para quitármelo. Al tercer día ni miedo ni nada, te daba igual, te seguían tirando al agua y a defenderte. Y hoy debo de darle gracias por obligarme a ir, me encanta nadar durante todo el año.

Os cuento todo esto porque estaba en la playa de interior haciendo mis deberes de natación, cuando veo que empieza un cursillo de niños de la misma edad que tenía yo cuando lo hice. Acompañaban al niño la madre y el padre, o la madre y la abuela, vamos un par de personas por niño; la madre probando el agua a ver si estaba fría, en una piscina climatizada, llega la monitora y les manda a todos meterse al agua, uno no quiere, otro se agarra a las faldas de su madre, porque los papás se quedan con ellos, y la monitora con toda su paciencia, va niño por niño convenciéndole para que se tire al agua, cuando al fin lo consigue, las mamás, muy preocupadas, les dicen a los niños:

¿Está fría?

¿Tienes miedo?

¿Te doy la manita?

¿Quieres que se meta mamá contigo?

¿Te saco?

Y una serie de chorradas más que yo mirando el espectáculo no puedo por menos de sonreír. La monitora, que tiene ganado el cielo, me mira con complicidad, diciendo: ¿Tú me entiendes verdad? Y como ella, pobre sufridora, no puede decir lo que piensa porque a lo mejor al niño le quedan secuelas o traumatizado para toda la vida, sonríe a la madre con cinismo y con ganas de decirla: ¡¡Sal de aquí que yo sé hacer mi trabajo, y tienes a tu hijo atolondrado!!

Voy a tener que reflexionar ¿A ver si quedé traumatizada porque me tiraron a una piscina y me dijeron cuatro cosas?

Iré a un psicólogo a que me analice.

Es tal el proteccionismo que tenemos para con los hijos, que no me extraña que no sepan valerse por ellos solos aun teniendo 20 años.

Vamos a cambiar de actitud y si alguno aun no sabéis nadar  

os dejo unas cuantas instrucciones.