Quemando etapas

Están a punto de empezar las clases y mis hijos comienzan la Universidad. La etapa de niñez y adolescencia ha pasado y comienza otra, se supone que la de la madurez.

Yo esta etapa me la perdí, no se que se siente cuando empiezas una carrera, cuando tienes las ilusiones puestas en todo esto desconocido y al mismo tiempo excitante. Yo esta etapa me la perdí. La lucha durante unos cuantos años de aprender todo lo que has elegido para que el día de mañana puedas trabajar en lo que te guste. El sacrificio de los padres para que consigas esos sueños. Yo esta etapa me la perdí. Esas horas y horas de estudio, esos ojos con ojeras de no haber dormido. Esa impotencia de no haber aprobado aun habiendo estudiado. El entusiasmo de haber pasado a otro curso. Yo esta etapa me la perdí. La amistad con tus compañeros y que muchas veces son para siempre. Las juergas nocturnas que nunca se acaban. Las caminatas diarias hasta tu centro de estudios. Las experiencias vividas cada día. Yo esa etapa me la perdí. La alegría de haber finalizado tu carrera. Lo enorgullecidos que están tus padres por haberlo conseguido. La satisfacción propia de un reto cumplido. Yo esa etapa me la perdí.

Pero para mí, también comienza otra etapa, la de ver como mis hijos viven la suya, esa que me perdí, quiero ver todas sus ilusiones, quiero estar en sus frustraciones, quiero arrimar mi hombro para sus llantos, quiero conocer a sus amigos y enfadarme por sus juergas nocturnas interminables. Quiero respirar sus experiencias y quiero sentir esa emoción del deber cumplido y esa mirada de… por fin mamá, tu sueño y el nuestro llegó. Para poder decir “Yo esa etapa no me la perdí”

Espero que todos los que tenéis hijos en esta etapa podáis disfrutar de ella, como yo pienso hacer.