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miércoles, 30 de marzo de 2011

La Peseta del ayer y el Euro de hoy


               Hoy me he levantado con nostalgia, recordando los domingos cuando de pequeña iba al kiosco al salir de misa con mis padres y mi  ropa de fiesta, que solo la ponía esos días; entraba y la pareja que estaba allí atendiendo te sonreía y esperaban pacientemente a ver que elegías, lo mirabas todo, y les volvías locos preguntando: ¿Y esto que cuesta? ¿Y eso otro?...Tenías que escoger bien ya que solo podías comprar una chuchería como:  Palotes, Chicles Cheiw o de Niña, Sugus, Regaliz rojo o negro, Conguitos, Chupachus  y tantas cosas más que nos hacía difícil el poder decidirnos, "que rico estaba todo", lo saboreabas despacio para que te durara más. Mi preferido era el regaliz rojo de antes, ahora sabe diferente.Y muy de vez en cuando nos dejaban comprar un cómic.
           Pensando en el valor del dinero, eso tan mundano, pero necesario al mismo tiempo, recuerdo que un chicle costaba 1 peseta, es decir 0.01 €. Un tebeo de Zipi y Zape, el primero se editó en 1972, costaba 7 pesetas , 0.04 € de los de ahora. Otro cómic se llamaba Lily que costaba 5 pesetas, 0.03 €


              Después de volver del kiosco nos quedábamos en la calle jugando, eso sí, sin mancharnos, ya que llevábamos puesto la ropa de los domingos. Si ese día alguien había comprado un tebeo lo leíamos todos, y si no pues nada esperábamos hasta la hora de la comida que salían nuestras madres a darnos una voz por la ventana para que subiéramos a comer. Por la tarde tocaba paseo con los padres, íbamos al centro de la ciudad y paseábamos de arriba abajo y viceversa, saludabas a unas cuantas personas y de vuelta a casa; alguna vez tocaba entrar en un bar y ese día era" fiesta nacional", mientras mis padres tomaban un café yo me tomaba una Mirinda, que en aquellos años costaba unas 15 pesetas, 0.09 € Estoy hablando de los años 70.


           Otros domingos nos dejaban ir al cine que había al lado de casa, era un colegio de monjas que tenía una sala dentro donde proyectaban películas para todos los públicos, si la entrada en los cines normales estaba alrededor de las 12 pesetas, 0.07 €; allí costaba la mitad entre 5 ó 6 pesetas, 0.04 €. Eso si no eran estrenos, eran películas anteriores, pero como no las habíamos visto, estábamos encantados. Yo llegaba a casa entusiasmada contando a mis padres la peli que fui a ver. Era excitante ir al cine, hasta te ponías nerviosa antes de que empezase la proyección, las monjas te mandaban callar y aquello era una tumba, no se oía nada.
          Creo que me he puesto demasiado nostálgica, hasta he vuelto a tener esas sensaciones tan placenteras de abrir un chicle,ese olor que desprendía o tomar un refresco y beberlo poquito a poco para que te durara más o ir al cine y salir con esa satisfacción de haber estado dentro de esa pantalla mágica y cautivadora.

Ojalá todas esas sensaciones no muriesen nunca y pudiésemos disfrutar de pequeñas cosas como cuando éramos niños. Hoy en día todo son prisas, no te paras a observar ni a sentir, es una lástima, pero espero que al leerme, por un momento... os sintierais niños otra vez.




viernes, 25 de marzo de 2011

Los sueños…sueños son


Todas las personas soñamos en alguna etapa de nuestra vida, pero... ¿Son los mismos sueños e ilusiones los de ahora que los de antes? Yo casi os diría que no, es más, me atrevería a decir que ahora se sueña poco o casi nada. Antes nos ilusionábamos con pequeñas cosas, cosas sencillas como: "¿Me dejarán ir a la fiesta que hace dos meses  me han invitado?"o"¿ Podré comprar esos pantalones que llevo meses viéndolos?"o "¿Me pedirá salir el chico que me gusta?"Todo esto en nuestros años de adolescentes; más tarde nuestros sueños eran: casarnos, tener un trabajo, y poder irnos de vacaciones. Nuestras aspiraciones, o por lo menos las mías, eran totalmente corrientes, poder hacer cosas que de soltera no me  dejaban: salir, viajar algo, llegar tarde por las noches...Esas pequeñas ilusiones se llegaron a cumplir con el tiempo.


¿Preguntamos a los adolescentes de hoy cuales son sus sueños?  Yo os contesto: no saben, no tienen ilusiones, ni metas, ni nada que sea en un futuro próximo; es el día a día y el momento. No tienen necesidades, se les da todo y sus carencias de algo no existen, por lo tanto no sueñan con nada, están desmotivados y eso conlleva a la desilusión. Nuestro deber como adultos es crearles una ilusión un sueño por el que luchar y con el que se sientan a gusto con ellos mismos.



Los sueños o las ilusiones de ahora con nuestra edad siguen siendo lo básico: tener un trabajo, que nuestros hijos estén bien o poder ir a sitios que te gustaría conocer; aunque claro también existen muchas personas que su sueño es tener una gran casa, un gran coche, hacer un gran viaje, vamos, todo lo que sea "GRAN" sin importarles la manera de poder conseguir ese sueño, porque la sociedad nos ha llevado a creer que se puede conseguir lo que quieras y como quieras sin esfuerzo, pero siento despertar a estas personas que así piensan, eso no es cierto. Hasta poder conseguir y cumplir un sueño hace falta mucho empeño unas veces, y mucho sacrificio otras; aunque la palabra sacrificio no se sepa muy bien lo que es en estos tiempos...


"Pero nunca dejes de soñar, es lo que mantiene despierto nuestro día a día, es nuestro alimento de la vida y, sobre todo, es nuestro rincón privado de ilusiones".

viernes, 18 de marzo de 2011

El tren de la vida, amigos en el apeadero.



Somos como los trenes que vemos pasar, tenemos un principio y un final de viaje, y eso es para cada persona. Pero eso no es lo verdaderamente importante, lo principal es lo que pasa en el medio de todo, ese trayecto “personal e intransferible”, y que no existen dos iguales. En este trayecto pasa de todo: alegrías, penas, sorpresas, revivimos todos los sentimientos que existen en el mundo en un momento dado de nuestra vida. Pero sobre lo que voy a hablar hoy es sobre todas esas personas que nos vamos encontrando. ¿Os atrevéis a recordarlas conmigo?


 
El primer sitio que empiezas a encontrar a personas que no son de tu familia es en el colegio. Ahí comienzas tu relación con el mundo exterior, tu primer “apeadero”; ya sientes afinidad a unas determinadas personas con las que empiezas a jugar, tanto en el colegio como fuera de él, y con las que estableces unos primeros vínculos que te quedan en el recuerdo. ¿Te acuerdas de tus primeros amigos? Haz memoria... date unos segundos para pensarlo. ¿Continúas teniendo amistad con alguno de ellos?


Salimos del colegio y vamos a nuestro segundo “apeadero” de amigos, el instituto. Hay una gran diversidad de personas; si has tenido suerte, quizás va algún amigo del colegio, pero lo más seguro es que no. Vuelves a tener que sacar tus antenas para descifrar eso tan raro que se llama "sintonizar con las personas", vuelves a encontrar otro círculo en el cual te sientes bien, son amigos con los cuales ya puedes hacer más cosas: salir, ir al cine, ir de fiesta... eso hace que se estreche más esos vínculos, y que confíes en esas personas; y que se diga una frase tan oída: "Amigos para siempre". Pero...¿Eso es verdad?, ¿Cuantos amigos te quedan de aquella época?, ¿A cuántos has dejado en el apeadero, o cuantos te han dejado a ti?


Seguimos con nuestras vidas. Unos fueron a la Universidad y otros  empezaron a trabajar, alcanzando la vida adulta. Encontramos gente nueva con la que nos relacionamos y volvemos a crear ese círculo de amistades. Si tenemos mucha suerte podemos incluso hasta tener varios círculos de amigos, los que tenemos de antes y los que vamos creando. Si lo piensas son personas que llenan tu  vida, y cuando desaparecen te sientes mal. Un día te pones a pensar y recuerdas a muchas de ellas que quedaron en el “apeadero” sin saber porque, a los que añoras al cabo de los años y te encantaría volver a verlos aunque fuese un momento y así rememorar lo que hemos vivido y sentido cuando estábamos a su lado: la risa que pasábamos con esa persona, lo ocurrente que era la otra, la mirada de aquel que te hacía sentir relajado, o el abrazo desinteresado que te hacía sentir bien.

Ojalá que al leer y recordar todo esto esbocéis una sonrisa pensando en esas personas tan allegadas y tan distantes en el tiempo, que dejaron un granito en el corazón de cada persona. Gracias a ese granito de cada uno, somos lo que somos en este momento.

 Tengo un gran deseo que jamás se va a poder cumplir: me gustaría coger un tren de retorno y volver a parar en cada “apeadero” y retomar a todas esas personas que en algún momento de mi vida me llenaron por el motivo que sea, y que han dejado una huella grande o pequeña en mi. Pero como este deseo es imposible, aquí queda este homenaje a todos y cada uno de ellos, y esa sonrisa perenne que me queda al recordarlos.

viernes, 11 de marzo de 2011

Érase una vez...


...Hace muchos años una persona en su época adolescente, empezó a renacer en un mundo desconocido," excitante"; empezaba su primer curso en el Instituto, había terminado la EGB, (que así se llamaba antes a la enseñanza obligatoria) en el colegio, y comenzaba el BUP. Venía de un colegio mixto, pero hasta 6º era de niños y de niñas, cada uno en su clase, separados; los dos últimos cursos nos unieron. La gran mayoría de los compañeros del instituto venían de colegios femeninos o masculinos y el gran choque fue que aquí nos juntaban a ambos sexos ¡Ufff qué mal se pasaba! Era algo raro, chicos y chicas estudiando juntos, todo un reto.


Al principio ni nos mirábamos, ni nos hablábamos. La vergüenza que sentíamos era demasiado grande como para entablar amistad de entrada, pero poco a poco las cosas cambiaron y la clase se hizo más distendida, hasta llegar a una compenetración total. Lo recuerdo como algo cercano que no ha pasado en el tiempo. En aquella época había  poco transporte público, y por supuesto los padres no te llevaban al instituto en coche, así que nos tocaba ir andando hasta el centro, más de cuarenta minutos me llevaba el llegar, pero me divertía. Iba recogiendo a mis compañeros por el camino, y era la forma de ir creando esos vínculos entre nosotros. Recuerdo ir mucho antes de la hora de entrada y ponernos a charlar, a tocar la guitarra , a cantar o simplemente a reírnos por cualquier cosa. Cuando llegaba la primavera y el sol aparecía, el estar dentro de clase se nos hacía penoso y más de una vez dimos alguna clase fuera con el profesor sentados en el césped del instituto. Era algo especial, muy simple, pero especial.

Casi todos mis recuerdos de esa adolescencia que pasé en el instituto son buenos. Tenías que estudiar, pero poco a poco ibas descubriendo cosas nuevas en ti y en los demás, despertando de esa niñez; teniendo una información escasa, pero al mismo tiempo atractiva; recibiendo tu primer beso con ese calor que te subía por las mejillas y que no sabias donde esconderte o esas miradas de reojo a ver si te estaba mirando. Todo eso que sentías por primera vez en tu vida.

La adolescencia de ahora ha cambiado mucho, tienen información por todos los lados, no hay tabúes, todo es natural, los institutos se llenan de gente joven, pero cada uno va a lo suyo, no hay esa camaradería que había cuando yo estudiaba. Quizás sea porque antes era lo que había y ahora pueden hacer un montón de cosas sin necesidad de nadie. Es todo una competición, tienes que ser el más listo, el más inteligente, el más guapo, el mejor en todo. Sigo prefiriendo haber descubierto la vida poco a poco. Podíamos haber sido unos ignorantes en muchas cosas, pero toda esa sensación de descubrirlas suple el desconocimiento de aquella época y...colorín colorado, este cuento se ha acabado.

El diario personal de un adolescente

 

viernes, 4 de marzo de 2011

Televisión en blanco y negro












Así era precisamente como yo vi por primera vez la televisión, en blanco y negro. No se empezó a emitir en color hasta el año 1973, pero solamente algunos programas. Cuatro años después es cuando se realiza totalmente en color. En aquella época había dos canales TVE y TVE 2 conocida como UHF. Este canal se destinó para emitir programas culturales, deportivos y de servicios públicos, dejando al primer canal para el resto de programas y spots publicitarios. Los primeros que se hicieron eran en directo y fue en 1958 cuando se hizo el primero, filmado anteriormente,¿ Sabeis cual fue?- el de un reloj de la marca Omega-. 
Era todo un acontecimiento cuando se encendía la televisión; toda la familia se reunia alrededor de ella, ojo, familia y vecinos, ya que no todos disponian de ese aparato tan codiciado, era un lujo que pocos podian adquirir. El silencio era absoluto, pegados a él como si fuera el tesoro mas preciado, y siempre llamando a los demás: ¡¡¡¡Corred, corred, que empieza!!!!.
Os acordais de esas series como : Bonanza, Dallas, El Fugitivo, El Santo, Embrujada, La Casa de la Pradera, Los Picapiedra......................y tantas más, casi todas series americanas, que nos ocupaban aquellas tardes ociosas de los fines de semana, no había peleas por ver lo que querias, solo había eso y el entusiamo de todos era generalizado.



Ahora sobran canales, películas,documentales....... hay mucho de todo, pero lo mas gracioso no es es que haya mucho, sino que no encontramos nada que nos guste, hemos añadido a nuestro lenguaje la palabra zapping, que creo que todos sabemos el significado, y nos pasamos el día dando al mando y buscando algo que nos entretenga . Yo me paro a pensar, y me digo; -una sola película nos entretenía a todos- perfecto, y ahora con 3 televisiones en casa, cada uno pone una cosa diferente, y entremedias seguimos cambiando de canal, para al final llegar a la conclusión que casi todo es un "rollo". Tienen que disculparme pero yo hace años que no veo esa cara de felicidad que teníamos cuando nos reuníamos "todos" alrededor de la"caja tonta". Eso forma parte del recuerdo.
                    
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