-¿A la salud?
-¿Al dinero?
-¿Al amor?
Si tienes salud eres una persona privilegiada, siempre te encuentras bien físicamente, pero si te falta el dinero, no puedes obtener las cosas que deseas y si no hay amor eres desdichado porque no puedes compartir tu vida con nadie.
Total, no te sientes bien ni emocional ni económicamente.
Si tienes dinero, puedes obtener todas las cosas materiales que quieras, pero si te falta la salud no puedes disfrutarlas y si no tienes amor tu alma está vacía.
Total, no te sientes bien ni física ni emocionalmente.
Si tienes amor solo y nada de dinero, los problemas son enormes, ya que no cuentas con recursos para tener una vida normal, y si no tienes salud, te faltan fuerzas para poder saborear el amor.
Desde mi punto de vista las tres tenían que ir entrelazadas para poder conseguir como dicen los estudiosos del tema el estado de lo que llaman felicidad. Aunque ese estado, ¿Lo conoce alguno en realidad? Más bien solo son espacios cortos de felicidad.
Imaginemos que tenemos un poco de todo, ¿Por cuál te decantarías?, ¿Qué orden de preferencia tendrías?
Yo lo tengo muy claro, lo primero sería salud, amor en segundo lugar y dinero por último. Si tengo salud, tengo fuerza, ánimo y ganas para buscar el amor, y si tengo amor tengo ilusión para buscar trabajo y poder conseguir dinero. Está claro que lo material es lo que menos me importa, nunca me ha importado tener un coche último modelo, o un abrigo de piel, o una casa enorme, o un pedrusco que no me cabe en el dedo, para mí todo eso es superfluo. Cuando has visto en la vida las orejas al lobo, valoras de otra manera tus preferencias, y cuando el bache ha pasado vives de otra manera, saboreando mucho más esos espacios de felicidad.
¿Cuándo fue la última vez que pensaste sobre tus preferencias? Busca un poco en tu mente y ponlas en fila de a uno. Pasa revista a tus neuronas y que te digan: ¡¡A sus órdenes mi capitán!!
Si te apetece compartirlas conmigo, estaría encantada de leerte.