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martes, 31 de mayo de 2011

¡¡¡ Había una vez...un circo !!!


Que alegraba siempre el corazón...


No me acuerdo exactamente los años que tenía, unos 7 u 8, pero de lo que si me acuerdo es de las sensaciones que tuve cuando fui por primera vez.

El circo solamente venía a mi ciudad en las fiestas de San Juan y San Pedro, como un espectáculo especial, claro está todos los niños queríamos ir, aquello era inusual y nos pasábamos todas las fiestas diciendo a nuestros padres:

                                          ¡¡Quiero ir al circo!!
  
      
Y un año lo conseguí; era una carpa enorme, nunca había visto nada así y solo el hecho de entrar ya parecía que estabas en otro mundo con todas esas sillas alrededor de la pista, y esa cantidad de gente que iba entrando, lo hacía cada vez más excitante, con mi mente de niña estaba ilusionadísima..

Comenzó el gran espectáculo y empezó a salir mucha gente, personas que volaban por el cielo ¡¡Que miedo!! Me acurrucaba a mis padres mirando de reojo y cerrando un poco los ojos por si se caían, cuando oía que la gente aplaudía, volvía a abrirlos, el susto había pasado. Los malabaristas que hacían cosas muy raras con objetos, los mantenían en el aire sin caerse, hacía que mantuviese la boca abierta sorprendida de esa magia que desprendía; todo esto con las consiguientes preguntas:

¿Por qué no se cae papá?  ¿Son mágicos?




Personas que andaban en unas bicicletas muy, muy grandes y otras muy pequeñitas con una sola rueda ¡¡Y no se caían!! Esos ojos que todo lo querían ver y saber  hacían que cada vez estuviera más entusiasmada y contenta. Y llegaron los animales: unos enormes elefantes (era la primera vez que veía uno).

¡¡Mira mamá que grandes!!   ¡¡Huele muy  mal!!   ¿Y por qué tiene esa nariz tan grande?   ¿Y por qué pisan tan fuerte?


Solo hacía que preguntar una y otra vez, los nervios no me dejaba parar en la silla.
 Y entraron los tigres y los leones, pusieron una jaula y les metieron allí, otra vez tenía miedo me agarré al brazo mi madre y no la soltaba, esos gruñidos tan raros que emitían, esas bocas abiertas, esas zarpas, y una persona sola delante de ellos con un látigo que no dejaba que se acercasen a él, hubo un momento que dejó el látigo y abrió la boca de un león y el domador metió su mano en su boca.

¡¡Que se lo va a comer!!   ¡¡Saca la mano!!


Al final todo acabó bien, ni se comió la mano del domador ni le arañó, ni nada, menos mal, había pasado el susto. Mi corazón estaba a mil, eran muchas emociones juntas y pasaba del entusiasmo al miedo en segundos. Pasaron muchos más espectáculos, dejándome asombrada cada uno.
Y llegó lo que más esperaba ¡¡Los payasos!! Eran muchos e iban vestidos muy raros, con prendas grandes y de muchos colores, unas pelucas rizadas y una nariz redonda roja, la cara pintada con una sonrisa muy, muy grande. Decían muchas cosas  que nos hacían reír, y seempujaban unos a otros, se caían, pero no se hacían daño.

¡¡Anda que pantalón más feo!!   ¡¡Mira que zapatos!!   ¿Y por qué lleva esa nariz?   ¿No tienen boca para pintársela?


Como siempre preguntaba y preguntaba y me reía a carcajada limpia y uno de ellos se acercó a donde estábamos nosotros y le vi de cerca ¡¡Mira, mira, que viene!! Les decía a mis padres, estaba fuera de mí. No quería perderme nada de lo que veía.
Y la función acabó, salieron un desfile de las personas que habían actuado y que nos habían mandado a un mundo desconocido, lleno de ilusiones, de risas, de llantos y de emociones que hasta ese momento eran desconocidas para mí. Disfruté de cada cosa y de cada momento vivido dentro de ese gran recinto llamado CIRCO.


Hoy en día estas pequeñas ciudades sobreviven por todo el cariño y empeño que ponen cada una de las personas que participan en estos espectáculos, hay mucha competencia para poder ver o disfrutar, pero a mí me queda el recuerdo imborrable de esa primera vez que mis padres me llevaron al circo.

El último al que he ido es “El circo del sol” Es otro concepto diferente, pero espectacular, lleno de auténticos atletas que nos siguen trasladando a paraísos desconocidos... También me quedé con la boca abierta y con esa sensación de miedo cuando hacen algo peligroso; lo que aquí me faltaba era esa inocencia, y esa candidez hacía lo desconocido.

 

No dejéis de llevar a vuestros hijos a este mundo de ilusión, con su inocencia seguro que será un día para recordar.





martes, 24 de mayo de 2011

Los 16...



Era un día de verano del año 1980, podía haber sido un día como otro cualquiera, pero la realidad es que no fue así.
Me despertó mi madre con un beso enorme y un ¡¡Felicidades!! en sus labios, eso me hizo recordar que era ¡¡ Mi cumpleaños!!
¡¡Cumplía 16 años, 16 años!! me decía a mí misma. Me levanté de un salto y me fui a desayunar.
 Al llegar a la cocina me dijo : - Termina pronto que nos tenemos que ir – ¿A dónde? Respondí yo.
Su única respuesta fue: ¡¡Ahh!!
Así que yo muy nerviosa y obediente me vestí y nos fuimos,mi sorpresa fue cuando entramos en una perfumería y mi madre me dijo que escogiera mis primeras pinturas, que ya tenía edad para empezar a arreglarme algo y que ese, iba a ser mi regalo de cumpleaños, yo con la boca abierta solo hacía que decirla - ¿De verdad que puedo, de verdad? -Una cosa tan sencilla me hizo la mujer más feliz del mundo, eso significaba que mi madre ya me consideraba una persona responsable y que podía empezar a investigar en el mundo de los adultos, era un paso como bien sabéis la frase:
                    “De niña a mujer”.
No se me olvidará nunca lo que escogí: Una sombra clarita y otra marrón de la marca Charly, no creo ni que exista ya, un lápiz de ojos negro, un rímel, una brillo de labios, un perfilador y un colorete; todo ello de un precio muy moderado, ya que había lo justo, y el dinero no sobraba, por eso ese regalo me pareció el mejor del mundo; salí de allí que no entraba en mi, con ganas de irme para casa y probar todo aquello. Quizás esto marcó que mi trabajo años más tarde, estuviera relacionado con ello.
 Yo admiraba a mi madre siempre salía de casa arreglada, nunca la vi sin pintar, ni sin peinar, y yo de mayor quería ser así, como ella, una persona siempre en su sitio.
Ahí no acabó todo, mi tía le había dado dinero para que me comprara unos zapatos con algo de tacón, era increíble, el sueño de toda adolescente, en mi 16 cumpleaños…
Fuimos a una zapatería y me llevé unos de charol gris con un lazo, ¡¡preciosos!! El sonido del taconeo al probarlos era como música celestial, y al mirarme al espejo estaba radiante de felicidad; les conserve durante muchos años aunque no los pusiera. Que contenta estaba, que día tan especial, no me lo podía creer, flotaba como en una nube…
Mi madre y mi tía me habían hecho el mejor regalo que podía esperar, me sentía mayor, encantada, genial.
Puedes recordar tus cumpleaños, son casi todos parecidos, pero este me marcó especialmente, fue tan diferente… y que los de mi casa me consideraran ya una persona que empezaba a despertar al mundo, lo hacía aun más especial, yo por supuesto me consideraba mayor como no, que lo sabía todo, como buen adolescente, pero ahora tengo que reconocer, que no sabía nada de nada, ni qué mundo me tocaría vivir, pero las ilusiones que se tienen con esas edades, hacen que el día de mañana seamos como somos, y que si intentas sembrar algo digno, obtienes en recompensa algo maravilloso.
Esa semilla es la que llevo sembrando día a día e intento que por lo menos sea como la que sembró mi madre, llena del cariño y de la sencillez de las cosas.

Si por casualidad hoy es tu cumpleaños, cumplas los que cumplas, esto es para ti...

martes, 17 de mayo de 2011

Sentimientos . El primer amor...


No hay una edad para tener tu primer amor, unos lo sienten siendo muy niños, otros menos y unos cuantos lo experimentan siendo más mayores, pero ese sentimiento es único e irrepetible. Puedes tener muchos amores o un único amor, pero sabéis que ese primero marca para siempre.

A mí me tocó a los 12 años, cuando empecé 7º de EGB, era la primera clase que en mi colegio hacían mixta, corría el año 1976, era una auténtica revolución, y ¡¡¡Yo estaba allí!!!  Como comenté en otra entrada el choque fue total, una clase de chicos y chicas juntos, lo nunca visto, no se oía ni una mosca, las chicas en un lado de la clase y ellos en la otra, ni respirábamos, ni nos mirábamos, para mis adentros solo hacía que decirme: "Que no me saquen al encerado que me muero" y si te sacaban jamás mirabas de frente, sino al suelo muerta de vergüenza.

Pero esa situación no tardó mucho en cambiar, a medida que pasaban los días ya nos fuimos mezclando y al que hablaba mucho si era chico le ponían rodeado de chicas y de al revés. Mira por donde pusieron a un niño a mi lado por dar a la lengua más de lo debido, era la primera vez que me paré a mirarlo detenidamente y él a mí, cuando lo hice sentí que algo se removía en mi interior, como si se me hundiera el estómago y un calor tremendo me llegara hasta mis mejillas, que sensación tan rara. ¿Qué tenía? ¿Sería fiebre? No sabía, en ese momento no le di importancia y seguí con lo que estaba haciendo.
Todos los días al llegar a clase al verlo, me pasaba lo mismo, ese calor, ese estómago, esa vergüenza...no nos dirigíamos la palabra, solo nos mirábamos, eran segundos pero te dejaban trastornada.
Así transcurrió el curso entre miradas y comienzo de palabras, ese niño "Me encantaba" y yo a él, como me enteré mucho más tarde claro, en los recreos mirabas a ver si te miraba o te decía algo.
Acabaron las clases y en el verano desapareció, yo me seguía acordando de él, pero cuando empezó el siguiente curso, allí estaba guapísimo, cambiado, más alto, la cara de niño le había cambiado y fue un auténtico flash el verle, se acercó a mí para saludarme y casi no pude articular palabra, me temblaban las piernas, tartamudeaba y me sentía pequeñita, pequeñita...



Todo seguía como el curso anterior, pero habíamos crecido y ya era de otra manera, las miradas se encontraban, las sonrisas eran mutuas y ese rubor en las mejillas hacía que me sintiera totalmente aturdida. En el patio nos buscábamos con los ojos y al encontrarnos era como si el mundo se parase.
Una vez que fuimos de excursión nos sentamos juntos y nos pasamos todo el viaje sin dirigirnos la palabra, jaja que increíble parece escribir esto ahora mismo, tan tierno, tan dulce, tan inocente... Los compañeros lo sabían todos, y claro está, nos tomaban el pelo. ¡¡Te gusta, te gusta, te gusta!!  Yo miraba para otro lado y me iba, a él le pasaba lo mismo.
 Salimos unas cuantas veces con compañeros al cine o a dar una vuelta, cada vez que le veía la sensación era la misma:

¡¡¡Tierra trágame!!!

Ahora esas primeras relaciones son diferentes, los adolescentes saben mucho de todo, nosotros empezábamos a despertar de una situación complicada, son más directos y si quieren algo van y lo piden, y si les gusta una chica la dicen: ¿Quedamos y nos liamos? O de al revés, es ella quién se lo pide. En realidad no sé que es mejor, si esa candidez que teníamos o esta libertad de ir a por lo que se quiere. Cada cosa tiene ese punto especial, depende de cada persona.

Este corto es muy bueno, si teneis un par de minutos merece la pena y no olvidaros de vuestro primer amor.

miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Bailas?...Te invito

¿Nos ponemos en ambiente?


S
oy una loca del baile "Mea culpa" lo confieso. Como ya he dicho la música formó parte de mi vida desde muy pequeña, así que debía de tener el sentido del ritmo muy desarrollado seguro que más que otros sentidos. Cuando la oía subía a mi cabeza y bajaba por todo mi cuerpo hasta los pies, como si de un rayo se tratase, los cuales  empezaban a moverse al ritmo de ella sin poder parar, eso hacía que mi cuerpo fuera hasta un lugar llamado "Discoteca".

DISCOTECA: Local público donde sirven bebidas y se baila al son de música de discos, según la RAE.



Adoraba ir a la discoteca, empecé entrando cuando aun no tenía la edad suficiente, aquel ambiente me embrujó, el sonido de la música hacía que me llevara hasta ella .En aquella época existían unas cuantas en el centro de mi ciudad e incluso en los barrios.
Yo solía ir los sábados, había dos sesiones, una de 7,30 a 10,30 y otra a partir de las 12. Claro está yo iba a la primera, porque de noche no me dejaban salir y a las 10 tenía que estar en casa.
Cuando entraba me dirigía directamente a la pista de baile y allí comenzaba ese movimiento de mis pies acompañado por mi cuerpo dando ritmo a lo que sonaba, y quedándome estupefacta con esa combinación de luces tan espectaculares, me olvidaba de todo hasta que acababa la sesión. Bailaba todo lo que ponían unas más lentas que otras, pero no hacía escrúpulos a ninguna, hasta la música del telediario si la llegaban a poner.
Después de ese ritmo desenfrenado, llegaba lo que llamábamos "El lento". Música para bailar en pareja, se apagaban las luces y quedaba una muy tenue de color morado que apenas te veías.
 Las chicas nos sentábamos y ellos iban a sacarnos a bailar, ya que no estaba bien visto que fuéramos nosotras a bailar con ellos. ¿Bailas? - Te decían -
 Nosotras les mirábamos de arriba abajo y depende de quién fuese decíamos sí o no.
 Comenzaba el ritual, te ponías a bailar con él a una distancia prudencial eso sí y lo primero que te preguntaban era: - ¿Estudias o trabajas? - 
 Que ridículo suena eso hoy en día, pero así era.  
 Y a partir de ahí entablabas una amistad  o no volvías a bailar con él en la vida, depende de lo pesado que fuese. Pobrecitos como les hacíamos sufrir.

Ahora sigo sintiendo la música en mis pies, pero el gran problema es que ya no existen esos sitios llamados "Discotecas" donde podamos bailar.
 Nuestra generación se ha quedado sin locales en los que personas como yo nos sentíamos tan bien, donde dar rienda suelta a todo ese sentido del ritmo que nos quema dentro.
Esos locales se han cambiado por lo que llamamos " Pub" en los que se aglutina la gente en las barras y si tienes mucha suerte te dejan un huequecito para poder moverte... cuando se te duermen los pies.

Antes de comprometerte para toda una vida,... piensa que...en realidad lo único que querías era bailar...
 

jueves, 5 de mayo de 2011

Solo una palabra... "GREASE"




      ¿Qué os sugiere esa palabra? A mí lo primero que me viene a la  cabeza es una enorme sonrisa. Fue la primera película de mi adolescencia que me impactó enormemente a pesar de su traducción al español ¿Brillantina? Qué mal sonaba, de entrada la traducción me parecía rara, una vez la vi ya lo entendí. Se estrenó en 1978 y yo tenía 14 añitos; ya nos la habían vendido antes con anuncios por todos los sitios, prensa, televisión, pero cuál fue mi sorpresa... era mejor de lo que esperaba. La primera escena ya me encandiló; esa pareja en el mar, ese amor de vacaciones... y empecé a meterme en cada escena. Nunca había visto una película así, con esa serie de canciones tan pegadizas que no sabría con cual quedarme. Esos looks tan imposibles y al mismo tiempo tan atrayentes. Esos amigos tan especiales, tan protagonistas como ellos, y ellos dos: John Travolta y Olivia Newton-John  ¡¡¡ Dios Mío!!! Qué pareja tan impresionante, nos quedamos todos y todas enamorados de ellos. Un chulito de barrio había enamorado a una chica diferente.

Cuando salí del cine, claro está, quería ser como Olivia y ellos, todos se querían parecer a John Travolta. Empezamos a ver los tupés en los chicos con un kilo de brillantina encima, que si se acercaban a ti te dejaban pringada de ella, pantalones ajustados de cuero y camisetas con una talla menos. Nosotras con un pelo cardado, pantalones ceñidos y camisetas con algo de escote ¡¡¡Había llegado la revolución!!!
Volví al cine 3 veces más y cada vez que la volvía a ver...como os lo diría yo...¡¡¡ Me había enamorado de una película!!!

Hoy en día esta película sigue gustando, en mi casa cada vez que la ven tararean las canciones y aunque les choca la forma de vestir, que dicen que es muy hortera, no dejan de reconocer que sigue teniendo algo especial. Ahora hay otras maneras de hacer cine con muchos efectos especiales que hacen que la película sea más espectacular. En este momento toca saga de vampiros y a los adolescentes les encanta; cada época tienen sus preferencias, pero eso no significa que sea mejor o peor, sino que revolucione como pasó en la época de:
 GREASE
Aquí os dejo un trocito de la película para quién quiera recordarla


   

miércoles, 4 de mayo de 2011

Gracias infinitas A VIVA VOZ


Me he quedado sin palabras la verdad, Muchísimas gracias por este honor que tengo de recibir de tus manos este premio Julio Díaz-Escamilla, con tu blog A VIVA VOZ, viniendo de ti, un escritor consolidado que nos haces sentir todo lo que llevas dentro día a día, me haces ruborizarme. Ya veis soy humana y hasta una lágrima quiere resbalarse por mi mejilla. Este premio es para todos vosotros que estáis ahí y nos leéis, nos visitáis y os acomodáis en nuestra humilde casa. Aquí en la mía siempre hay una silla de más para todos, Gracias.

Y como me  han dicho que tengo que decir 3" mentirillas"  y 3 verdades sobre mi  hay van: 
Mentiras:
  • Odio viajar
  • Me encanta el invierno
  • Aborrezco el cine
Verdades:
  • Adoro el mar
  • Soy muy observadora
  • Bastante irónica
Y por último reciben este premio de Blog Amigos:
Esto no excluye a nadie que teniendo imaginación y un deseo de hacernos pasar un buen rato pueda estar aquí.   ¡¡¡PARA TODOS!!! Y... Muchas gracias de nuevo. Aquí os dejo la mejor de mis sonrisas.

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