Hay etapas en tu vida que estas “desinflada”, como si un día fuese el calco del otro, y así sucesivamente. Acaba la semana y miras hacia atrás y piensas:
- ¿Qué he hecho esta semana? Y te respondes a ti misma que nada, has dejado pasar los días sin hacer nada, sin sentir nada, por lo tanto sin vivir nada, has desaprovechado el tiempo y a medida que pasan los años más me fastidia tener esta actitud.
Seguro que si miramos hacia atrás todos hemos tenido etapas de este tipo, que cuando pasan, dices: “Que manera de perder el tiempo”.
Cuando tu mente divaga por campos estériles, sin saber muy bien dónde dirigirse y sin pensamientos claros
“Es perder el tiempo”.
Cuando tu cuerpo dice sal y no lo haces “Es perder el tiempo”.
Cuando queremos sentir y no lo hacemos “Es perder el tiempo”.
Cuando intentas hablar y no lo haces “Es perder el tiempo”.
Cuando dejas apartados tus sueños siempre
“Es perder el tiempo"
Cuando miras las manecillas del reloj una y otra vez
“Es perder el tiempo”
Cuando pensamos que estamos perdiendo el tiempo
“Es perder el tiempo”
Cuando piensas en el presente, este no existe, porque cuando lo estoy haciendo, ya es pasado “Es perder el tiempo”.
Yo quiero buscar la fórmula de ganarlo, quiero encontrar ese tiempo, el que he dejado perder, nunca va a volver, pero quiero “No volver a perder el tiempo”
Quiero tener mi mente clara por campos fructíferos, salir cuando mi cuerpo lo requiera, quiero sentir, que se me escuche, quiero soñar siempre, y no volver a mirar un reloj jamás, quiero pensar que el tiempo existe y que le estoy ganando la batalla, y disfrutar el ahora ganado a ese temido tiempo.
Podemos reflexionar en esos tiempos perdidos durante nuestra vida y decir “Nunca más”